lunes, 22 de enero de 2007

Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago

Más allá de que ya no sea un hecho noticiable -pasaron varios días desde que sucedió- desde este espacio pretendo mostrar la conclusión que se originó (en una reunión de producción del equipo de Red Productiva) surgida del discurso que Néstor Kirchner pronunció en la Cumbre de presidentes de países del Mercosur, en Río de Janeiro.
Entre otras frases, el mandatario argentino abogó por un bloque productivo, con un lógico eje en las inversiones de infraestructura, además de referirse, por supuesto, a temas más bien políticos, que nunca faltan en este tipo de encuentros.
Además, hizo un reclamo por "un comercio justo", en clara alusión a Chile, por sus recientes medidas en cuanto a harina y lácteos.
No es una novedad si se dice que el discurso K fue de neto corte productivo, y, nobleza obliga, hay que destacarlo, más allá de que haya sido -quizá- un texto producido en concordancia con lo que un ámbito más bien diplomático requiere (más allá del cruce entre cancilleres argentino y uruguayo por el tema papeleras), diferenciándose claramente de Hugo Chávez, quien se despachó a gusto, casi como si hubiera estado en su bizarro programa de televisión Aló Presidente.
Ahora bien, aunque desde aquí se realce lo dicho por Kirchner, con esas palabras de apoyo al sistema productivo, con ese reclamo ante la OMC y el pedido a Bachelet, no hay que olvidar qué es lo que sucede puertas adentro, o más bien, tranqueras adentro, con la política K, de cambio de reglas de juego casi de forma constante, políticas que se anuncian pero que nunca se cumplen (Plan Ganadero) y delirios megalómanos (cierre de exportación de carnes el año pasado) a la orden del día.
Supongo que después de este último párrafo se entenderá el por qué del título del presente post...

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